Mario Garrido Espinosa (Madrid, 1972) es ingeniero informático y escritor de, entre otras, la novela de aventuras El Reino de los Malditos, la novela contemporánea sobre el mundo de la informática Las Sinergias de Marcio y la novela romántico erótica La Felicidad era esto. En la actualidad anda recabando información para empezar a escribir un nuevo libro con más aventuras ubicadas en Gurracam, el reino de El Reino de los Malditos. Mientras esperamos, Mario nos propone introducirnos en el indómito reino del libro y empezar a conocer a sus singulares habitantes. Para ello podéis leer la siguiente carta donde conoceréis el mundo salvaje y de aventuras que se esconde tras este reino inventado en pleno Siglo de Oro en la vieja Europa… donde todos sus habitantes son malditos.
SOBRE LA ENTREVISTA REALIZADA AL BACHILLER BENITO CASTAÑOS, PERSONAJE DE “EL REINO DE LOS MALDITOS”.
A la atención de don Recesvinto Tapia Tejada, cuarto Duque de Pozonueva, adelantado de nuestro Rey, vencedor de la Batalla de las Tres Amapolas, tres veces Cruz de la Libertad, Consejero de Guerra y Hacienda, entre otras dignidades.
Mi señor Duque, primero deciros lo honrado que me siento de poder ayudaros y la gran merced que me hacéis al contar con mi humilde persona para vuestra investigación. Intentaré serviros lo mejor posible con la información reunida en esta misiva.
Efectivamente, tal como decís en el requerimiento que me enviasteis, en tiempos de nuestro bien amado soberano Bartolomé el tercero, en nuestro noble Reino de Gurracam, fue requerida la presencia en palacio del bachiller Benito Castaños para cursar entrevista con su excelencia don Antonelli Caprarola, conde de Medina-Olivares, secretario real y valido, en relación a los terribles acontecimientos que acaecieron a la familia Lopezosa Quesada, así como de las nefandas andanzas del ladrón Mario Tolón Raboso de Vozmediano, los asesinos Sabino Olozaga Carpio de Villaquirán y Severo Galván Ronquillo de Brizuelas, la llamada Bruja de la Soldadesca, el pirata Alexander Cliff Withers, más conocido por El Cortamanos, y otros indignos sujetos que habitaron nuestro Reino y que Dios, en su infinita misericordia, perdone; pues sólo Él puede.
De todo ello se tuvo noticia gracias a la publicación clandestina de la novela intitulada “El Reino de los Malditos”, que al parecer da una veraz crónica de hechos terribles y de principal importancia para los asuntos del Reino y que, por lo que he de entender por vuestro requerimiento, mucho preocupan a nuestro bienamado Rey y su docto Consejo.
Os confirmo que el llamado Benito Castaños es referido en distintos capítulos de los ejemplares requisados de “El Reino de los Malditos” y, tal como decís, las respuestas más relevantes de la entrevista fueron registradas en nuestros Archivos Reales; en concreto en el registro DXLIII, libro MMXII, folios CCXXIII y CCXXIII.
A continuación, en espera de que esta información os sea de utilidad, transcribo fielmente lo que en su día registró mi anterior sucesor en este cargo.
«Don Higinio tiene mal genio, pero para mí es como un padre. Fue Capitán de los Reales Guardias Alguaciles de San Josafar. Se dice que el más efectivo de su tiempo. Se le tiene por violento y sanguinario, pero supongo que es por lo que vivió de joven.»
«Su hija mayor, Irene, es un demonio, con el aspecto de Afrodita. Permitidme la ordinariez: tiene un cuerpo imposible de olvidar, lleno de curvas y opulencia; por desgracia, sólo hablo de lo que mi imaginación infiere. Pero cuidado, el Señor nos pone este tipo de pruebas: tras ese cuerpo pecaminoso está la peor persona de este mundo. Un día desapareció del pueblo, dicen que la internó su padre en un convento. Nada se sabe. Otros dicen que se reencarnó en la célebre asesina llamada “La Lisiada Destripamonjas”. ¿Su excelencia escuchó hablar de ella?»
«Tengo entendido que el tal Mario Tolón es un pícaro de los que, por desgracia, asolan nuestro Reino. Pero sólo lo sé por oídas. En la Alpurria del Campo se canta una coplilla a propósito de este hombre. Le haré la merced de hacer memoria de algunos de sus versos:
Un venturoso día vino aqueste lugar
no se sabe si gran señor o truhan.
Pero a fe mía era valiente y sin par
pues el peor vientre se dispuso a llenar.
Algo así dice. Como veis, los poetas de nuestro pueblo no pueden ser más ramplones, si se me permite la opinión experta.»
«Efectivamente, estimado señor, se dice de don Higinio que como terrateniente de La Alpurria del Campo ha esclavizado a todos sus labriegos bajo amenazas, palizas, violaciones y otras atrocidades. Quizás sea así, pero yo siempre me fiaré del buen criterio de mi patrón.»
«Laura, la hija menor de don Higinio, es un ángel. Bella, delicada, etérea… una flor en medio del cenagal que es La Alpurria, si me permite vuesa merced la comparación. Recuerdo que le gustaba cantar una larga canción que relataba un cuento infantil. El “Árbol Princesa” se llamaba. Era como escuchar la voz de un ser divino. Memoricé una de sus estrofas:
De pronto las ramas se tornaron
en expendedoras de viento huracanado
que a las nubes arrastraban,
transformando a todas y una de cada
en su muerte, esto es, nada
Y la princesa ya no lloraba.
Disculpad mi pobreza de estilo al recitar. Lo mío no es la poesía. Yo destaco en otros incontables saberes: ciencia, prosa, medicina, estrategia…»
«Y cuál va a ser mi sueldo por este servicio que, con inmenso gusto, hago, ya que cómo sabéis estoy a vuestra disposición.»
«Cierto. Se habló de eso que decís. Esas dos bestias sin conocimiento, Sabino y Severo, fueron en busca de Mario Tolón. Y, al parecer, le dieron caza y se ensañaron con él de la peor manera. Pero todo son rumores.»
«De ese pirata que decís no sé nada. Os confieso que no he vista nunca el mar, aunque soy hombre viajado e instruido. Como pocos hay en el Reino. Nunca a la altura de su excelencia, claro está. Aunque os podría hablar, si gustáis, de ciertos “piratas” de tierra adentro que en su día conocí.»
«La bruja. Me acuerdo cuando llegó al pueblo. Pero ya era conocida de antes. Se cuenta que cazaba víboras y que cocía su carne para comérsela, que usaba su propia orina como loción para el cabello, que predecía el futuro contando los pelos de la nariz o revisando escupitajos… Y que sus pechos siempre estaban llenos de leche… Y mil cosas más. Toda mentira, seguro. Supersticiones que el Santo Oficio debería investigar. Si sus Paternidades necesitan mi ayuda para mantener la Fe limpia, aquí me tiene a su disposición. Para denunciar a quién haga falta.»
«En cuanto a mí, sepa vuesa merced que soy hombre piadoso y temeroso de Dios. También culto, honorable, licenciado en la Universidad de Sacruceda… Y, sobre todo, modesto. Y nada tengo que ver con cualquier hecho delictivo o execrable de los que pueda contar ese panfleto al que llamáis novela. Sin duda, la existencia de un personaje con mi mismo nombre y dignidad no puede ser otra cosa que una desdichada casualidad.»
«Y decidme, mi señor, si he de poder serviros en algo más… y si este favor que hoy os presto ha de tener algún tipo de peculio, ya sea en dineros, bienes o cargos. O en las tres cosas.»
En espera de que esta información pueda ser de ayuda en el conocimiento de los terribles hechos descritos en la citada novela “El Reino de los Malditos”, doy fe de la veracidad de la presente transcripción, en San Josafar, a doce días del mes de febrero de mil y setecientos y treinta y cinco años, durante el reinado Su Majestad Wenceslao el Cuarto, apodado “El Cínico”, que Dios guarde y guíe.
Firmado: Mario Garrido Espinosa, Archivero Real, Escriba de su Majestad y Cronista Oficial de la Historia de Gurracam.
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