Por Javier Salazar Calle
¿Cómo empiezas a escribir un libro? Esta pregunta me la hizo hace ya tiempo un amigo. Eso me hizo reflexionar y dar un repaso a la breve historia de mi bibliografía. Usando como ejemplos mi propia experiencia, intentaré explicaros las diferentes formas de escribir con las que podéis encontraros y algunos de los retos que he tenido que afrontar.
Hasta hace no mucho, solo escribía microrrelatos o cuentos muy cortos. Mi primer libro fue Ndura. Hijo de la selva. Una novela de aventuras y supervivencia en la selva ecuatorial africana. Empezó como un relato corto, pero se me fue de las manos. Simplemente quería escribir alguna de las historias que me inventaba en la cama cuando intentaba dormir al mismo tiempo que escuchaba música ambiental. Escribí, escribí y escribí hasta que me di cuenta de que llevaba treinta páginas y que tenía muchas más ideas sobre las que seguir. Ahí tuve que parar y documentarme muy bien. La historia transcurría en la selva de Ituri, en el norte del Congo, y, si quería ser preciso, necesitaba mucha más información de la que tenía. Dediqué casi seis meses a leer libros sobre la fauna y flora local y sobre las costumbres y formas de vida de la gente de esa zona. También contacté con personas que habían estado allí para poder recibir información de primera mano. Fueron meses de mucho leer y anotar y poco escribir, pero hicieron que el nivel de realismo de la novela creciera exponencialmente. Aquí tuve que enfrentarme por primera vez al síndrome del escritor sobreinformado: tienes mucha información y quieres que los lectores vean el esfuerzo que te ha supuesto llegar a ese nivel de conocimiento, por lo que llenas el libro de datos que lo demuestren. El resultado suele ser un exceso de información que no aporta nada y que hace que la lectura se haga pesada. Cortar esto cuesta. Cuesta porque quieres usar todos los datos, cuesta porque quieres que el lector vea el trabajo que hay detrás. En Ndura. Hijo de la selva hice un trabajo de eliminación de lo superfluo; aunque leyéndolo otra vez ahora, podía haber sido incluso mejor. Como todo, con el tiempo se aprende. Luego, este libro ha sido mi más exitoso: elegido mejor novela juvenil de 2014 por el periódico El Economista, siendo leído en muchos colegios y del que he conseguido la traducción a varios idiomas a través de la web www.babelcube.com; de la que hablaré otro día.
Algunos escritores que trabajan así, escribiendo de forma impulsiva y sin mucha planificación previa, son: José Saramago, Stephen King o Patricia Highsmith.
Mi segundo libro, Usa LinkedIn como si fueras un experto, fue mucho más sencillo. La estructura del libro vino dada por la propia estructura de la web de LinkedIn. Diego Romero, el coescritor, y yo lo orientamos como una guía a través de las distintas secciones y opciones que la web ofrece (privacidad, búsqueda de empleo, ajustes…). Ahí hubo poco que crear y mucho que razonar para explicar claramente cómo mejorar un perfil, orientarlo a las necesidades particulares del lector y hacerlo relevante entre otros similares.
El tercero fue, Sumalee. Historias de Trakaul. Una historia de amor, sexo, misterio y violencia a caballo entre Singapur y Tailandia. Éste fue al extremo opuesto de los estilos de escritura. Me hice un cronograma de lo que tenía que ir pasando y quién participaba en cada evento, un documento con los principales personajes y sus características y una lista de ideas que se me ocurrían de hechos puntuales que podían suceder y que iba colocando en el cronograma según iba viendo cómo encajaban en la trama. Al final, cuando me puse a escribirlo, la historia en sí ya estaba decidida y solo tuve que desarrollarla y enriquecerla. Aquí tuve la misma labor de documentación que en mi primera novela (Ndura. Hijo de la selva) leyendo libros, viendo documentales y hablando con gente que vivía o había vivido en esos dos países. Eso no significa que todo esté cerrado si te inclinas por este modelo. Mientras escribía se me ocurrían nuevas ideas y el final del libro, por ejemplo, lo cambié totalmente después de las primeras opiniones de los lectores cero. Pero, en general, respeté mucho la estructura previamente establecida y me fue muy útil.
Algunos escritores que trabajan de forma estructurada son: la autora de la saga Harry Potter, J.K. Rowling con su famoso esquema de La Orden del Fénix que podéis buscar en internet, o el conocido escritor de obras como La Firma o El informe Pelícano, John Grisham.
El cuarto, y último de momento, ha sido Las aventuras de Álex y Álvaro; unos cuentos interactivos sobre las aventuras de dos ratones que descubren el mundo y dejan volar su imaginación repletos de actividades en las que podrán ayudar a los protagonistas y aprender al mismo tiempo. Puede que los cuentos tengan relación entre ellos, por lo que volvemos a los dos modelos anteriores (estructurado o libre) o que sean totalmente independientes. En mi caso, al no haber hilo conductor de la historia y ser cuentos breves e independientes, fue sencillo organizarlo. En el primer capítulo construyen la nave y, a partir de ahí, a vivir aventuras donde se me ocurría (o mejor dicho, donde se le ocurría a mi hijo Álex, que fue el incitador de todo esto ya que escribí el libro para regalárselo en su cumpleaños).
Ahora, si me preguntáis qué os aconsejo… Aunque queda muy romántico eso de escribir por fuerza creativa bruta, el resultado suele ser mejor con el modelo estructurado (y que hay que ser muy bueno para hacerlo de la otra forma). Una gran ventaja que tiene, es que si te quedas en blanco, el famoso bloqueo del escritor, puedes releer el cronograma, los perfiles de los personajes, ir modificando alguna cosa y utilizar eso como disparador de la vuelta de la creatividad. Otra ventaja es que te ayuda a ver con tiempo subtramas, aparte de la principal, y tender el camino para que luego todo encaje. Hay giros del guión que exigen que la historia los haya sembrado primero si queremos que tengan sentido.
De todos modos, tuve un profesor en la carrera que decía que el mejor método era el que te funcionaba a ti; así que prueba, compara y quédate con el que te dé los resultados que esperabas… O crea tu propio método.
Javier Salazar Calle
Hola Javier, me ha gustado mucho tu visión personal sobre la manera de abordar un libro. Me encantaría saber si utilizas, o recomiendas algún conjunto de herramientas para aprendices de escritor, que se decanten por el método estructurado. ¡Gracias y un saludo! 😉
Hola Willy,
Aunque hay algunas herramientas en el mercado para escribir un libro y poder entrelazar toda la trama, yo apuesto por algo más simple y a mano de cualquiera: Word. Personalmente lo que hago es un cronograma que voy enriqueciendo según se me van ocurriendo ideas y otro documento con una lista de ideas sueltas y datos sobre personajes o hechos que quiero que pasen.
Muy bueno el artículo. El que quiera escribir tiene unas ideas un poco más claras, quizás, para empezar con ello.
Gracias, Helena.
Muy bueno Javier, eres el mejor.
Me alegro que te haya gustado Ana.
Javier, (Javi, para los amigos), un gran artículo.
Enhorabuena por el éxtio obtenido, y por el que seguro está por llegar.
A ver si me suelto, y termino el mío ahora que tengo tiempo…. (las ideas estan… la trama tambien… quizá solo me falte labia).
Un abrazo.
Mi consejo es escribe todo lo que puedas. La inspiración y las formas acabarán llegando.
Gracias javier por tus buenos consejos, ya sea para los que quieran escribir, como los que quieran desarrollar otras cualidades artisticas, articulos como este, son un magnifico punto de arranque para lanzarse y luchar por aquello que mas nos ilusiona.
Un abrazo
Un placer Luis.