Escribe: Pedro Suau Jaume
La verdad es que fui un poco iluso pensando que autopublicar un ebook, solo era subirlo a una plataforma y esperar que llegaran las ventas. Nada más que eso. La realidad es otra. Me estoy dando cuenta que hay que hacer mucha promoción y más cuando uno es un completo desconocido en este mundo. Pero da igual… mi objetivo ahora es ir consiguiendo nuevos lectores poco a poco. También tengo que decir que pedí consejo a dos autores autopublicados que venden mucho en Amazon. Un escritor y una escritora. Les envié un mensaje por Facebook y ninguno de los dos se dignó a contestar o por lo menos dar algún consejo. No voy a decir los nombres porque no viene a cuento y tampoco no tienen ninguna obligación de contestar sin no quieren.
Hace cosa de un mes, autopubliqué mi primera novela en Amazon y la verdad es que estoy muy contento. Se va vendiendo poco a poco, pero se vende. Noté la diferencia con la promoción gratuita. En solo tres días se lo descargaron 640 personas, pero después han caído mucho las ventas. Creo que las ventas de pago se comportan de otra manera. De todas formas, solo con ver mi novela autopublicada en Amazon ya me hace ilusión. Aparte de leer, me encanta escribir y contar una historia con unos personajes bien creados.
También tengo que decir que no soy el típico escritor vocacional de nacimiento. Mi pasión por la escritura empezó tras un grave accidente de motocicleta que tuve en el año 1998 cuando iba de camino al trabajo. Cuatro meses en un hospital, un montón de operaciones y unos tres años de rehabilitación fueron las consecuencias de ese grave accidente. En aquellos momentos, tuve mucho tiempo para la lectura y fue cuando me decidí para escribir algo. Lo hacía para mí y amigos. Escribía borradores a mano y los guardaba. Pero lo que siento más es que mi padre no pudiese llegar a leer mi primera novela autopublicada. Creo que le hubiese hecho ilusión leerla, pero esto ya no lo sabré nunca.
Solo hace nueve meses que falleció de Alzeimer y Parkinson. Dos terribles enfermedades que poco a poco acabaron con su vida. Como una planta que se apaga lentamente. Viví en primera persona su deterioro cognitivo y físico. Lo ayudé todo lo que pude, pero a veces me sentía impotente por no poder hacer más por él.
Teníamos carácteres diferentes y discutíamos muchas veces, pero siempre, al cabo de un rato, había una reconciliación. No hay ningún día que no piense con él cuando me levanto, pero ahora ya solo me quedan sus recuerdos y momentos vividos.
Sobre mi novela, sé que no va a gustar a todo el mundo. Habrá gente que le gustara y otra que no. Como todo en la vida. Pero mientras haya personas que les guste ya me basta.